En medio de la tormenta

Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?» Mateo 8:23-27.

A veces nuestra vida Cristiana es un símil de esta historia.

Estamos navegando y vienen pruebas, tempestades, situaciones complicadas. Aquí los discípulos ya habían visto a Jesús hacer milagros y aun así, no tenían fe. En cambio Jesús estaba durmiendo, él estaba confiado y quería poner a prueba la fe de sus discípulos.

Muchas de nuestras circunstancias son pruebas que Dios pone para que seamos probados y aprobados. El objetivo es asirte de la fe cuando las cosas van mal. Muchas veces, como cristianos, no nos ponemos en esa posición, sino que empezamos a reclamar: No es justo, no me lo merezco… En cambio los discípulos piden ayuda.

Jesús les dice que tienen poca fe, pero ellos tienen fe en Jesús. Sin embargo, él quería que ellos creyeran que también podían hacer lo que él hacía.

El Espíritu Santo nos da poder para hacer estas cosas, tomar autoridad de situaciones, predicar el evangelio, para interceder por el necesitado. El poder de Dios es para dar de gracia. De gracia hemos recibido, dad de gracia.

Cuando Jesús se va nos deja el mandato de predicar el evangelio, esto es justo lo que estaban haciendo y da las directrices. Debemos andar confiados de que Dios se va a ocupar de todo. Cuando andas en las cosas de Dios, Él se ocupa de las tuyas. Pero Él lo hace a su manera, y nos da lo que es bueno para nosotros.

Mateo 10:11-13. Hay personas que aunque uno intenta predicar el evangelio, trae despreció hacia Jesús, Dios o hacía la persona. Debemos saber en quién invertir nuestro tiempo. No significa no invertir, pero si ya has sembrado el evangelio, hay que confiar que Dios hará. Hay más personas a las que alcanzar y a las que predicar el evangelio.

Mateo 10:14-15. Cuidado con estas personas. La gente que falta el respeto a Dios, a la iglesia o a tu persona, va a tener un juicio severo sobre sí misma.

Mateo 10:16. El lobo devora y engulle a las ovejas. El pastor siempre debe estar protegiéndola. La labor pastoral de nuestros pastores es increíble, porque ellos están cuidando de sus ovejas y cuidando de nuestras vidas. Debemos confiar también en nuestros líderes espirituales. Aun estando dentro de la iglesia, hay cosas que vienen a minar nuestra fe y despedazarnos.

Estamos en un tiempo en el que las cosas del mundo vienen a destruir la familia, nuestra vida y nuestra persona, debemos tener clara nuestra identidad como hijos de Dios y ciudadanos del cielo. Dios nos manda en medio de lobos, no estamos llamados a escondernos o ni tapar nuestra fe. Creer en Dios no es un síntoma de debilidad, es reconocer al que me creó y me ha dado vida.

Los lobos a veces son personas, circunstancias, cosas de tu carácter que vienen a destruir el propósito en tu vida. El propósito de Dios es que vivas la vida plena, que prediques el evangelio y que te encuentres con Él en el cielo. Nuestro propósito es ser como Jesús, ser cristianos de la cabeza a los pies. Debemos andar como es digno del evangelio. No debemos tener miedo de hablar lo que creemos, porque la gente habla con facilidad de sus creencias. Pensamos que lo nuestro es de menos, pero al contrario, lo nuestro tiene más valor porque estamos cerca del Dios viviente, del Rey de reyes.

A veces nos centramos en que las personas vengan a la iglesia, pero nuestro propósito debe ser que lleguen al arrepentimiento. De nada sirven que vengan si no reciben a Jesús como Señor y Salvador.

Mateo 10:18-22. Los tiempos están cambiando. La iglesia será perseguida. Debemos ponernos firmes, no debemos acobardarnos cuando otras personas hablen de sus pensamientos. Es una lucha que debemos ganar y pelear, es una lucha de nuestra fe. A veces no pensamos que estas cosas puedan pensar. Hay veces que no invitamos a la gente a la iglesia o hablamos de Dios porque sabemos que implica ser perseguidos por nuestra fe.

Estamos entrando en un tiempo nuevo, pero un tiempo de definición donde nuestra fe, nuestra confianza, dependencia de Dios y nuestros principios deben de ser fortalecidos.

Dios nos ha hecho más importantes que los ángeles para que vayamos a predicar el evangelio. Jesús fue el primer cristiano perseguido, azotado y ejecutado. Y esa vida es la que debemos de llevar, de confianza y de principios fundamentados en el Reino de Dios.

Seremos libres si buscamos sus mandamientos, hoy en día cada vez se va más en contra de los mandamientos de Dios. Cada vez lo bueno se dirá que es malo, y lo malo bueno. Debemos estar preparados para enfrentar el momento de la muerte sin temor. Dios no nos va a sacar de esta tierra hasta que no cumplamos nuestro propósito.

Y a veces fallamos, pero Dios extiende el tiempo y nos da una nueva oportunidad.

Estamos en una tempestad, Jesús nos puede salvar pero debemos ser responsables de pasar esa prueba y permanecer en nuestros principios y confianza. Jesús, cuando los manda, los manda empoderados. Cuando vamos creyendo las palabras que Dios ha puesto en nuestra vida y tomamos decisiones hacia eso, hay bendición en nuestra vida y nuestro camino es prosperado.