Viviendo con coraje y valentía

Hemos sido llamados a la santificación, es decir, algo que es apartado para una función determinada. Cualquiera que reconoce a Jesucristo como su señor, está llamado a servirle y hacer la obra. Por tanto, debemos tener una respuesta a lo que Dios está demandando de nuestra vida.

Hoy en día no hay muchas noticias de hombres y mujeres que luchan hasta el final por dar su vida por otros, a favor de un pueblo o una idea. La sociedad lo sustituye con la fantasía de los superhéroes. Eso impide que valoremos el privilegio de ser llamados hijos de Dios, a dar nuestra vida por cause del evangelio. El mundo no valora el heroísmo épico, sino que premia la falta de responsabilidad.

Debemos luchar por vivir una vida santa en todas las dimensiones.

Estamos ante una generación de cristianos muy cobardes. Si al concepto de servir a Dios no lo valoras como algo importante, vas a huir de ello. Si le das valor, vas a ser valiente porque valiente es aquel que le da valor a algo.

La cobardía nos lleva a la huida. Hay unas promesas que se te han dado y Dios espera que las valoremos y luchemos por ellas y los principios que están en la Palabra De Dios. No podemos servir a dos señores.

Huir de nuestro llamado, de nuestra responsabilidad, no agrada a Dios. Por eso la biblia habla de la cruz, del discipulado.

El mayor peligro que hay para una iglesia cristiana es intentar agradar a los políticos. La iglesia tiene que poner siempre su luz sobre la mesa. Que se conviertan ellos a nosotros y no nosotros a ellos.

“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2º Timoteo 1:6-8.

Cada vez que me presento ante Dios, el análisis que va a hacer de mi vida es: ¿dónde está mi corazón? Si hay reconocimiento del pecado o si hay deseo de servirle.

¿Por qué huimos de nuestro llamado?

  • Porque hay un miedo a lo desconocido. Falta de fe. Cuando no hay fe, empezamos a huir de nuestra responsabilidad porque creemos que nos irán mejor las cosas.
  • Porque tenemos miedo al castigo. Porque sabemos que hemos hecho algo mal
  • Por el miedo al precio a pagar en nuestra vida.
  • Para castigar a los demás. Que los demás sepan cuán necesarios somos.
  • Por miedo a la pérdida del status quo, del placer, miedo al rechazo. Nos vamos a Egipto por miedo a estar con Dios.

Formas de huida

  • Ponemos excusas como los convidados a las bodas.
  • Corriendo en sentido contrario. Dios te ha llamado a hacer algo y dejas de hacerlo. Haces aquello que sabes que no debes hacer.
  • Mentir. El paso entre la excusa y la mentira es muy pequeño.
  • Generando un conflicto inexistente, una enfermedad o injuriando. Tenemos que aprender a confrontar nuestras cosas con Dios y con los demás.
  • Auto marginación. Buscas la forma de sentirte solo y que nadie te haga caso.
  • Reflejo de la responsabilidad, el cambio de papeles.
  • Silencio. No hablas con nadie, pierdes la unidad, no compartes nada, acabas perdiendo todo vínculo. Está, pero quiere que le traten como si no estuviera.

Tiene que acabarse nuestra huida y ser lo suficientemente valientes para afrontar lo que tenemos delante. No justifiquemos las cosas. La cobardía y la tibieza no son compatibles con la fe y el llamado. Se trata de ser valientes y saber dónde tenemos que estar.

El reino De Dios no es para los cobardes, para los que huyen. Se requiere para estos tiempos vivir nuestro propósito con coraje y valentía.


Junto a su esposa Maricarmen Romero pastorean la iglesia “Manantiales” ubicada en el Municipio de Boadilla del Monte (Madrid). En los últimos años se han consolidado con un refrescante ministerio profético enfocado a la vida interior del creyente y en el manejo de los dones proféticos dentro de la iglesia local.